En 2009, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), un grupo de trabajo de la Organización Mundial de la Salud, argumentó que los rayos ultravioleta (UV) que emiten los dispositivos de bronceado – las camas de bronceado y las lámparas – pertenecen a la lista de las formas de radiación más peligrosas causantes del cáncer de piel. Se une a un conjunto de sustancias peligrosas, incluido el plutonio y ciertos tipos de radio, así como la radiación del sol.
El informe de la IARC cita una investigación donde muestra que el broncearse es peligroso especialmente para los jóvenes; los que utilizan camas de bronceado antes de los 30 años aumentan un 75 por ciento el riesgo de contraer melanoma durante su vida , la forma más mortífera de cáncer de piel. Los autores también se refirieron a los estudios que muestran un vínculo entre la radiación UV de las camas de bronceado y los melanomas de la piel y los ojos. El melanoma no es el único problema: las personas que utilizan las camas de bronceado son 2,5 veces más propensas a desarrollar carcinoma de células escamosas y 1,5 veces más propensas a desarrollar carcinoma de células basales.
El informe recibió una amplia publicidad en noticieros, y llamó la atención la falta de leyes y supervisión que limitan el acceso a menores a los dispositivos de rayos UVA. Esta falta de control afecta a millones de adolescentes: un estudio en el 2003 encontró que casi el 37 por ciento de las mujeres de raza blanca y más del 11 por ciento de hombres blancos entre 13 y 19 años de edad en los EE.UU. han utilizado camas de bronceado. Algunos estados permiten que los niños menores de tan solo 14anos si están acompañados por un padre o tutor.
Legislación Mundial Contra el Bronceado
La lucha contra las camas de bronceado actualmente es internacional: en Alemania se prohibió recientemente el bronceado artificial para los menores de 18 años de edad. El gobierno escocés también ha adoptado esta legislación, asi como en otros países en toda Europa. En Victoria, Australia, el número de salones de bronceado se ha reducido desde 436 hasta 240 a raíz de la muerte por melanoma de Clare Oliver, de 26 años, debido a las camas de bronceado; en sus últimos días, advirtió a los australianos de evitar el bronceado artificial