Esas líneas alrededor de sus ojos puede que no sean solo producto de la edad – puede que sea el producto del fotoenvejecimiento, el daño que provoca años de exposición de tu piel al sol. Vea como el sol daña su piel, y por que es importante mantenerse protegida.
La piel se compone de tres capas: la epidermis, o capa externa, la dermis, o capa intermedia y el tejido subcutáneo, o capa profunda. La dermis contiene colágeno, elastina, y otras fibras que constituyen la estructurar la piel. Estos elementos dan a la piel un aspecto liso y juvenil – y estos son los dañados por la radiación ultravioleta (UVR).
Los UVR se componen de dos tipos diferentes de ondas, los rayos UVA y UVB. Cuando los rayos UV golpean la piel, los melanocitos luchan por producir melanina para depositarla en la epidermis. Este es el proceso que le da un bronceado, que es en realidad, una reacción de defensa contra la la radiación para que no penetre en la piel.
Los rayos UVB son más cortos que los rayos UVA y son el principal causante de las quemaduras solares. Los rayos UVA son responsables de gran parte de los daños que asociamos con el fotoenvejecimiento. Los rayos UVA penetran profundamente en la dermis, donde se producen los daños a las fibras de colágeno. Este daño provoca un aumento anormal de producción de elastina. Las cantidades inusuales de elastina inducen la producción de unas enzimas llamadas metaloproteinasas. Estas enzimas, que reconstruyen el colágeno dañado, funcionan incorrectamente y lo degradan, determinando que la piel se reconstruya incorrectamente. Como este proceso se repite con la exposición de UVA diaria, la piel reconstruida incorrectamente forma arrugas, y la reducción de colágeno da como resultado a una piel atrófica y de aspecto envejecido.
La exposición continua al sol también puede causar manchas. Una mancha parduzca ocasionada por la edad en realidad es un lentigo – una pigmentación causada por la exposición al sol. Las manchas de edad aparecen generalmente en las manos, brazos, cara, y en la espalda en hombres.
La mejor manera de luchar contra el fotoenvejecimiento es a través de la prevención. La aplicación diaria de un protector solar con SPF de 15 o más a las zonas vulnerables al fotoenvejecimiento, no sólo ayudar a prevenirlo, sino que también puede revertir algunos de los signos existentes. Reducir la exposición a la radiación UV disminuye el riesgo a desarrollar cáncer de piel o una lesión pre-cancerosa.
Para la piel que ya ha adquirido un daño severo, hay diversos tipos de tratamientos disponibles para reducir signos del envejecimiento.